Las piezas están inspiradas en botijos tradicionales y fueron instaladas en lugares relacionados con el agua, en el pueblo de Roncal, durante los días que duró el festival.
La forma de un botijo depende siempre de la función que cumpla, es diferente en cada tipología y está estrechamente ligada a su uso y simbología.
Este proyecto es una investigación acerca de la funcionalidad de la forma, un juego de volumen y color, una búsqueda del no-botijo.
El resultado son objetos que han perdido su función, una suerte de seres disfuncionales que todavía mantienen la esencia formal de las piezas que me han inspirado.